Al igual que ocurre con un software, si una organización no se actualiza queda obsoleta, la diferencia es que los costos para la empresa privada pueden llevar a la quiebra, lo que suena catastrófico, pero ya sabemos que el mercado no perdona.

Por muchos años, la empresa IBM tuvo el liderazgo mundial en productos informáticos, un control casi monopólico, hasta 1993, cuando anunció pérdidas anuales por US $8.000 millones, un récord histórico en EEUU.

La cultura bastante anticuada de esta empresa de Nueva York, no se adaptó adecuadamente a los cambios que provenían de jóvenes con una muy diferente mentalidad en Silicon Valley, California, que sorprendían al mercado no solo con nuevos productos, sino que con una nueva forma de ver la vida, estaban actualizados.

IBM requería de un golpe de timón importante, y así fue como la empresa entró en el área de servicios, dejando atrás los computadores PC que vendieron a Lenovo, entre otros cambios.

Gradualmente, la empresa ha reconocido el valor de la innovación y evolución integral en las personas, y desde allí, en la cultura empresarial, logrando sacar a flote una empresa con 320.000 empleados a nivel mundial, comprendiendo lo costoso que era no innovar, quedarse en el ayer.